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Candela » Actualidad » Tragedia de Armero, 39 años después: Impactantes fotos del antes y después del desastre
Actualidad Tatiana Carrillo 13 noviembre, 2024
Te mostramos el antes y después de Armero tras su tragedia ocurrida en 1985. Este momento cobró la vida de muchas personas.
Foto: Colprensa (13-11-24)Armero, un municipio agrícola próspero, vivió un gran golpe en la década de 1980, destacándose por su economía centrada en cultivos como el algodón y el café. Antes de la tragedia, esta ciudad del Tolima contaba con alrededor de 40.000 habitantes y era conocida como un lugar lleno de vida y esperanza. Sin embargo, el 13 de noviembre de 1985, todo cambió para siempre. Hoy, casi 40 años después, Armero ya no es el mismo; se ha convertido en un sitio de memoria, un campo santo donde la tragedia sigue presente.
Antes del desastre, Armero era un ejemplo de prosperidad en el Tolima. La agricultura era la base de su economía, y el municipio era reconocido por su producción de algodón, arroz y café. La ciudad tenía familias que se dedicaban al trabajo en el campo y a la vida en comunidad.
Las calles de Armero eran el reflejo de una vida tranquila, con mercados locales y parques donde los niños jugaban. La arquitectura era sencilla, pero con amplios patios llenos de árboles. Todo esto se derrumbó en cuestión de horas la noche del 13 de noviembre de 1985.
La tragedia de Armero no fue un evento inesperado. El Nevado del Ruiz, que llevaba 69 años sin actividad, entró en erupción esa noche, generando lahares (flujos de lodo, agua y escombros volcánicos) que acabaron todo a su paso.
A pesar de las advertencias, la evacuación fue tardía y caótica. A las 9:29 pm, la erupción provocó el deshielo de la corona de hielo del volcán, hubo más de 350 millones de metros cúbicos de lodo que inundaron las cercanías.
Lo que Armero había sido antes de la tragedia ya no existe. La ciudad fue enterrada bajo una capa de lodo. Aproximadamente el 94% de la población murió esa noche, con unas 22.000 vidas perdidas. Solo un pequeño porcentaje de los habitantes sobrevivió, algunos de ellos atrapados durante días.
Las imágenes de Omaira Sánchez, una niña que fue encontrada viva bajo los restos de su casa, se convirtieron en un símbolo del sufrimiento humano ante la indiferencia de las autoridades.
La lucha por la reconstrucción de Armero
Después del fuerte momento, Armero pasó de ser una ciudad agrícola próspera a un lugar en ruinas. Las primeras respuestas de la comunidad internacional y las autoridades colombianas fueron inmediatas, pero la reconstrucción fue lenta.
Muchos de los sobrevivientes fueron reubicados en otras zonas del país, pero las promesas de nuevas viviendas y un futuro mejor se cumplieron solo parcialmente. La Fundación Armando Armero, dirigida por Francisco González, se convirtió en un referente en la lucha por recuperar la memoria histórica de lo perdido y por la búsqueda de los niños separados de sus familias durante la tragedia.
Hoy, lo que queda de Armero está marcado por una profunda reflexión. El sitio original donde una vez floreció la vida agrícola se ha transformado en un campo santo. Este espacio sagrado está lleno de monumentos y placas conmemorativas, que rinden homenaje a las víctimas de la tragedia. Visitantes de todo el mundo llegan al lugar para rendir tributo y recordar lo que sucedió. El nombre de Armero, aunque borrado de los mapas, sigue siendo un símbolo de resistencia y memoria en Colombia.
La destrucción de Armero dio paso a un nuevo municipio: Armero-Guayabal. Ubicado a pocos kilómetros del sitio original, este nuevo lugar fue creado con el esfuerzo de los sobrevivientes y la ayuda del gobierno. Aunque las heridas de la tragedia siguen siendo notorias, la comunidad ha trabajado para superar las adversidades. Hoy en día, Armero-Guayabal es un pueblo con infraestructuras básicas como escuelas, centros de salud y comercio.
Sin embargo, la producción agrícola no ha logrado recuperar la magnitud que tuvo Armero antes de la tragedia. Aunque los cultivos de arroz y algodón se mantienen en menor escala, la capacidad productiva de la región sigue siendo limitada. El recuerdo del “antes de Armero” persiste en el corazón de sus habitantes, que siguen luchando por un futuro más próspero.
Armero sigue siendo una parte importante de la historia de Colombia. El antes y después de esta tragedia son recordados con dolor y resiliencia. La comunidad ha hecho todo lo posible por reconstruir lo que fue destruido, pero las huellas del pasado siempre estarán presentes. La memoria colectiva de Armero continúa viva, y su historia sigue siendo un recordatorio de la importancia de la prevención y la solidaridad frente a los desastres naturales.
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Sobre el autor
Comunicadora social y periodista de la corporación universitaria Minuto de Dios, con experiencia en creación de contenido y redacción periodística para diversas áreas, actualmente soy periodista digital de Vibra FM y Candela estéreo.v
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