El Hotel del Salto del Tequendama en sus inicios fue un lujoso hospedaje construido en 1928 para atender a los visitantes del majestuoso salto de agua.
Foto: Redes sociales
El Salto del Tequendama, ubicado en el municipio de Soacha, cerca de Bogotá, es una de las cascadas más imponentes de Colombia. Con una caída de 157 metros, esta maravilla natural ha sido, por años, objeto de mitos y leyendas que giran alrededor de su misteriosa historia.
Además de su majestuosidad, su cercanía al hotel que albergó a la alta sociedad colombiana le dio una reputación que, con el tiempo, fue oscurecida por historias de terror y tragedia. Hoy, sin embargo, el antiguo Hotel del Salto del Tequendama se presenta como un ejemplo de la arquitectura histórica del país. Tiene un renovado enfoque cultural.
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Así era el Hotel del Salto del Tequendama en sus inicios
El Hotel del Salto, conocido en sus primeros días como el “Castillo de Bochica”, fue inaugurado en 1928. Diseñado por el arquitecto Pablo de la Cruz, tuvo influencias del estilo francés de la época. La construcción, que tiene 1,470 metros cuadrados, estuvo destinada desde un principio a ser un lujoso hospedaje para los visitantes que llegaban al Salto del Tequendama.
Su ubicación estratégica, cercana a la cascada, lo hizo famoso como un destino de lujo para las élites colombianas.
Este hotel de cinco pisos contaba con 10 habitaciones y baños compartidos. Durante su apogeo, fue el centro de reuniones sociales y fiestas de la clase alta, quienes se reunían allí siempre vestidos con gala y traje, como era costumbre.
Fue un símbolo de elegancia y exclusividad, pero a medida que pasaron los años, el destino del lugar cambió.
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La decadencia del hotel y el renacer cultural
A mediados del siglo XX, el hotel cerró sus puertas debido a la venta de las estaciones de tren por parte del Estado. La construcción de la hidroeléctrica El Charquito y el represamiento de las aguas del río Bogotá en 1940 trajeron consigo la contaminación de las aguas, lo que, combinado con el crecimiento de la población bogotana, contribuyó a que el Salto del Tequendama fuera asociado con tragedias.
Muchas personas, atraídas por la fatalidad del lugar, lo vieron como el “lago de los muertos”. La toxicidad de las aguas y la altura del salto resultaban en muertes trágicas.
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Con el paso del tiempo, el hotel pasó por diversos usos, siendo incluso convertido en restaurante hasta mediados de los años 80. En este año finalmente fue abandonado.
El abandono del lugar lo llevó a sufrir diversos actos vandálicos y daños significativos, incluyendo incendios, lo que lo puso en peligro de colapso.
Una nueva oportunidad para el Hotel del Salto
A pesar de los años de olvido, el Salto del Tequendama y su emblemático hotel tuvieron una oportunidad de renacer gracias a un esfuerzo conjunto de varias entidades.
La Granja Ecológica El Porvenir adquirió el bien para restaurarlo, con el apoyo de la Universidad Nacional de Colombia, la Unión Europea, la Embajada Francesa y la Agencia Francesa de Desarrollo. Todos le aportaron recursos para la recuperación del lugar.
Gracias a estos esfuerzos, en 2018 el Ministerio de Cultura lo declaró “Bien de Interés Cultural del Ámbito Nacional”, y ahora, tras su restauración, el Hotel del Salto del Tequendama se presenta como un patrimonio cultural de Colombia, listo para ser admirado y apreciado por las futuras generaciones.
Este resurgimiento del hotel busca no solo preservar su belleza arquitectónica, sino también redefinir su historia, alejándolo de las leyendas de horror y posicionándolo como un sitio de gran valor histórico y cultural.
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