La carretera más peligrosa de Colombia, apodada el ‘trampolín de la muerte’, es famosa por sus curvas cerradas, su estrecho carril sin pavimentar y la constante amenaza de derrumbes.
Foto: Documental Suspensión (18/03/2025)
Las carreteras de Colombia, a pesar de ser vitales para la conectividad y el desarrollo de las regiones, enfrentan una serie de desafíos en cuanto a infraestructura y mantenimiento. Mientras que algunas vías son de fácil acceso y con condiciones óptimas, otras están marcadas por el peligro constante.
Una de las más temidas es la que conecta a los municipios de San Francisco y Mocoa, en el departamento de Putumayo. Esta carretera es conocida como el trampolín de la muerte, una de las rutas más peligrosas del país.
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¿Por qué se considera la carretera más peligrosa?
Con aproximadamente 80 kilómetros de extensión, el trampolín de la muerte es reconocido por sus riesgos extremos. La vía se caracteriza por sus pronunciadas curvas cerradas, su estrechez de tan solo tres metros de ancho y el constante peligro de derrumbes que bloquean el paso.
Los habitantes de la región, transportadores y viajeros enfrentan a diario las complicaciones que ofrece esta carretera. Según reportes, la vía tiene 18 curvas por kilómetro y transitarla se convierte en un reto incluso para los conductores más experimentados.
“Sentí sobrevenir a la muerte durante 9 horas de camino, con neblina espesa, lodo, lluvia, ríos crecidos, en una motocicleta de 375 kilos.
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Hoy le agradezco al GPS de Google haberme llevado en ese sendero de tierra, porque logré salir con vida”, compartió un viajero en Google Maps, destacando las condiciones extremas de la carretera. Este testimonio resalta los peligros constantes a los que se enfrentan quienes transitan por esta ruta.
Historia detrás del “trampolín de la muerte”
El origen de esta carretera se remonta a principios del siglo XX, cuando fue construida por misioneros capuchinos para facilitar la evangelización en el Putumayo.
Sin embargo, con el tiempo, la carretera pasó a ser una vía fundamental para la conexión de la región con el resto del país. En la década de 1940, el tramo entre San Francisco y Mocoa fue inaugurado y, desde entonces, ha servido como una de las principales rutas de acceso al Putumayo.
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A pesar de su relevancia, la infraestructura de esta carretera ha sido históricamente deficiente. Los frecuentes deslizamientos de tierra y la falta de mantenimiento han generado graves problemas.
Transportadores y pobladores han denunciado la negligencia estatal y la escasa inversión para mejorar la carretera, lo que ha afectado gravemente a la economía de la región, impidiendo que los productos agrícolas lleguen a los mercados a tiempo.
La solución a medias: La Variante San Francisco-Mocoa
En un intento por mejorar la seguridad, el gobierno colombiano aprobó en 2000 la construcción de la Variante San Francisco-Mocoa. Esta nueva ruta se diseñó para ser más segura, pero debido a la falta de recursos, la obra quedó inconclusa en 2016.
Actualmente, la variante sigue pendiente y, por el momento, el trampolín de la muerte continúa siendo la única opción para acceder a la región.
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El experto Simón Uribe Martínez señala que la situación de esta vía refleja una deficiencia estructural en la integración de la región amazónica al resto del país. “No se trata de una ausencia del Estado, sino de una inclusión forzada bajo condiciones adversas”, afirma.
En resumen, la carretera más peligrosa de Colombia, o trampolín de la muerte, sigue siendo un desafío para quienes deben atravesarla. A pesar de la importancia que tiene para la región, las condiciones de esta vía continúan siendo un riesgo constante para los colombianos que dependen de ella.
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